Sábado 27 Agosto
A priori, la última jornada
parecería la más rockera de todas, aunque hubo alguna que otra sorpresa, como
no podía ser de otra manera. Samuel Úria
sería el encargado de la difícil labor de abrir la última tanda de conciertos,
el sábado 27, sobre las 19:00 h. De hecho, la banda para alguna canción, se
usaban tres guitarras, además de la sección rítmica, percusión y coros. Un
potente acompañamiento instrumental, incluso con algún mensaje reivindicativo,
aunque también habría momentos, para la pausa y por tanto, canciones que nos
harían experimentar sensaciones que denotaban un intimismo más marcado y
profundo. Sobre todo, en el plano solitario, cuando Samuel Úria, recurría práctica y precisamente tan sólo con su guitarra
vintage Gibson en mano o la electroacústica,
a la hora de encarar temas, que ahondaban en interioridades del ser humano o
visiones más personales. Hubo bastante afluencia de público, para ser el primer
artista de la jornada en abrir y además, en líneas generales, se sabían
bastante bien las letras de este músico portugués. Que además, de desenvolverse
bien en el ambiente del rock alternativo, es compositor y escribe letras para
artistas de otros estilos más próximos al fado y la canción tradicional como António Zambujo, Ana Moura o Kátia Guerreiro.
Hubo un cambio en el cartel y
había cierta confusión, con los horarios y los propios artistas, a eso de las
20:00 h. Mientras, hubo público que asombrado no paraba de preguntar que quien
era el chico que acompañado, por otros músicos ataviados con vestimentas tuareg, estaba desplegando todo su arte
en tierras lusas, que no era otro que Bombino.
Yo particularmente, estaba alucinando con su tremenda actuación, de hecho era
uno de los artistas a los que venía a ver fijo y disfrutar de su propuesta
musical sí o sí. Y la verdad, que no me equivoqué. Por una vez, la fama
antecedió con todas las de la ley a este gran artista africano, natural de Agadez,
Níger. Ya sólo el hecho, de presentarse con esos atuendos tan coloridos y
exóticos al más puro estilo tuareg,
tanto Bombino, como su banda
acompañante, era un espectáculo en sí mismo. Si a ello le añades las de sabores
y matices, gracias a la fusión de la música africana, con ritmos blues y rock, entonces hacían de los condimentos perfectos, para aderezar
una de las mejores actuaciones del festival, sin entrar a valorar de quien
pueda tener mayor o menor trayectoria o galardones. Porque todo esto es
subjetivo y más para alguien como Bombino,
que emana humildad y grandeza a partes iguales. Bombino es un músico excepcional en el manejo de las seis cuerdas,
fusiona como hemos especificado el blues
y la escala pentatónica la injerta, como quien no quiere la cosa en la música
tradicional tuareg, haciendo más que
justificado el apelativo del “Jimi Hendrix
de África”, aunque sin rubor, para mí es “otro” Jimi Hendrix, es un gran talento por sí mismo, un genio y portento
con la guitarra. A la cual, sabe sacarle todo el partido habido y por haber,
con escalas vertiginosas y solos rockeros; además de los fraseos, cuando toca
templar en medios tiempos, que se van transformando, poco a poco, a veces, en
saltos endiablados en el mástil, hacia de nuevo, rapidísimos solos. Omara Moctar, tomó su nombre artístico
de Bombino, precisamente por el tema
central de la película documental “Agadez, la música y la rebelión”. Y
bastante de ese espíritu rebelde y mensaje combativo, tiene su música. Una
música, que aunque universal, las letras están escritas en lengua de la familia
bereber y tuareg, denominada tamasheg, para difundir y reivindicar este
dialecto del Níger. Uno de los temas más bailados en el festival, del
repertorio de Bombino, fue la
ejecución de “Agadez” que también dio título genérico al álbum publicado en
2011. Al igual, que en la primera actuación, en poco tiempo se llenó con
bastante público el recinto. Y posiblemente, gran parte de ese público
estuviese descubriendo a Bombino por
vez primera, corroborándolo como el triunfador moral del festival, entiéndase a
modo de revelación. Incluso, dejando la anécdota de la interminable cola, la
más numerosa, que se formó en el stand
oficial, donde se podían comprar sus discos en formato vinilo y CD. Un gran
músico, que lleva ya bastante tiempo, paseando su arte por escenarios
internacionales, llegando a publicar discos en USA y abriendo conciertos para
la gran voz de la legendaria banda Led
Zeppelin, Robert Plant o el gypsy punk de Gogol Bordello.
Un excelente artista, que gracias a su gran talento y al poder de la música,
está dando a conocer la cultural tuareg
y la idiosincrasia e identidad de su pueblo, al mundo entero. Un artista, que
está llamado a figurar entre los grandes de la música.
Tras la sorpresiva y apabullante
actuación de Bombino, pasadas las
21:00 h. aparecería en escena, Tiago
Bettencourt, un cantautor luso, en la línea de guitarras elegantes y
canciones muy melódicas, con ciertos toques pop,
muy pareja al resto de propuestas de la escena portuguesa más novedosa. Pero
era la noche del rock y las guitarras
de sonidos más afilados y punzantes buscaban cobrar más protagonismo y el
público portugués estaba deseando ver en directo a los escoceses The Waterboys, a lo cuales les llegaría
el turno a partir de las 22:45 h.
Con la banda The
Waterboys el rock cogió de nuevo el
testigo de la iniciativa, fueron incluso, presentados por miembros de la
organización, como una actuación muy esperada y especial, ya que en Portugal,
guardan muy buenos recuerdos y su música tuvo un éxito más que aceptable. Siempre
que presentaron sus trabajos en giras por tierras lusas, consiguieron el cariño
y reconocimiento del público. Un rock
que siempre estuvo impregnado de música celta, música folk, también muy influida por sus otros miembros irlandeses e
ingleses, que aportaron su toque personal. Mike
Scott interpretó los temas dándole ese sentimiento tan blues o country rock, según terciara y que sabe
proporcionar desde canciones más movidas como “Still A Freak” o “Medicine
Bow”. Los teclados y bellas armonías, entraron en juego para tocar la
tremenda y dramática “A Girl Called Johnny”. Hablando de
teclados, ver actuar a Brother Paul
Brown, es todo un espectáculo en sí mismo, como vive sobre el escenario,
cada una de sus notas. Otras estupendas canciones fueron “We Will Not Be Lovers”, en
donde el violín eléctrico de Steve
Wickham, jugó un papel fundamental, en el desarrollo del tema. Con el tema “Nashville,
Tennessee”, sacaron su vena más country,
por alusiones obvias a la cuna de la música folk
norteamericana por excelencia. Otros temas interesantes e importantes del
repertorio de Waterboys, que tocaron
la noche del 27 de agosto, fueron “Long Strange Golden Road” o “Glastonbury
Song”. Pero sin duda, uno de los momentos más simpáticos y movidos de
la actuación, fue cuando se atrevieron con el famoso tema de Chuck Berry “Roll Over Beethoven”. Sobre
todo, cuando el violinista Steve Wickham
se arrancó a bailar el “duck walk” o paso del pato con los guitarristas. Para
ir acabando la estupenda actuación, también tocarían algunos de los mejores
temas de su carrera, prácticamente despidiéndose con “The Whole Of The Moon” y
el precioso tema “Fisherman’s Blues”, que
fueron los elegidos para tal cometido.
Tindersticks
aparecieron en escena pasados unos minutos con respecto a la hora de las meigas
o brujas, que por tercera vez, esta vez iría a la vencida y no acompañó para
nada; al contrario que las mágicas actuaciones, que espolearon a público y
artistas en un feed back
inigualables. Que ofrecieran en noches anteriores el genial Peter Murphy y el enérgico David Fonseca. Para mi gusto, fue de
nuevo un cambio bastante brusco Lo que también podría denominarse, un cambio de
tercio bastante abrupto, incluso entre la gente de la prensa, costó asimilar
algo así. Otra vez de nuevo, hacia aparición un músico demasiado melódico, para
un evento, que ya estaba bastante caldeado, por buenas apariciones rockeras,
quizás en otro momento, no hubiera creado un contraste tal, que ya digo en
líneas generales se respiró cierto rechazo en el ambiente, salvo el público más
fan. Siempre está la excepción, el o la irreductible, incondicionales al fin y
al cabo. Tindersticks practicaron
una música indie pero más que
orientada al rock, su orientación es
hacia un pop muy melódico. Pudimos
intuir en sus temas, arreglos de jazz
o soul, pero eso no mejoraba la
opinión generalizada, tras actuaciones donde las guitarras bramaron tempestad. Los
británicos ejecutaron temas conocidos a nivel internacional como “We
Are Dreamers!”, ”Were We Once Lovers?” o “Hey
Lucinda”. También, el conocido en el ambiente disco e indie, el cover del grupo Oddissey,
“If
You're Looking for a Way Out”.
Afortunadamente, la guinda a estos tres estupendos días en líneas
generales, estaba a punto de aparecer en escena, sobre las 2:00 p.m. Blasted Mechanism, la banda portuguesa,
de amplia trayectoria, que sumaban dos décadas, desde su nacimiento como grupo
de rock alternativo en 1996, con
diversas influencias. Entre las que destaca sobremanera, la música electrónica.
El aspecto era de unos extraterrestres o versión actualizada de lo que en su
día quisieron provocar Kiss o The Residents, sin olvidarnos a grupos
como Gwar, eso en el concepto
estrictamente visual, de disfraces y teatralidad. Pero, en el aspecto musical,
bien podrían recordarnos a bandas como Prodigy
o Asian Dub Foundation. Por aquello,
de fusionar sonidos electrónicos como drum
and bass con el reggae, pero
también cierto ramalazo oriental, de hip
hop y hasta ciberpunk. Las
guitarras distorsionadas, más propias del metal
y ritmos tribales también dieron mucho juego a esta banda, que a pesar de las
horas, el cansancio acumulado de los tres días y la temperatura, extremadamente
fría, que no acompañaba, invitaba a bailar sin parar, era imposible estarse
quieto. Porque independientemente, de lo estrafalario o extravagante, que
pudieran parecer sus disfraces, que les conferían un aspecto a medio camino
entre insecto y alienígena, como salidos directamente de la imaginación de H.R. Giger. Son muy buenos músicos y
temas que llevaban implícitas reivindicaciones y mensajes de lucha, así lo
avalaban. Es una banda que está sensibilizada con los movimientos sociales
surgidos en los convulsos últimos tiempos, lo que podríamos denominar el “15 M
portugués”. Un buen ejemplo de gran tema sería “Blasted Generation”. Otros temas que condensa la filosofía de la
banda lisboeta son “Start To Move” o “Battle Of Tribes”. Ver a los
miembros moverse y desenvolverse con sus respectivos instrumentos fue todo un
espectáculo. Los miembros de Blasted
Mechanism: Ghitshu (voz), Valdjiu (guitarra),
Ary (bajo), Syncron (batería), Winga
(percusión) y Zymon (guitarra, cítara y teclado) no pararon de
bailar y demostrar su buena valía como instrumentistas. Está claro, que habrá
que seguirles muy de cerca la pista a esta interesantísima formación
extraterrestre, antes que decidan viajar a otros mundos. Guinda, broche, cierre
especial, cualquier palabra o expresión se queda corta, para describir las
sensaciones, en general buenísimas, tras algún que otro altibajo, probablemente
evitable, pero que es prácticamente imposible que no tengan lugar, a lo largo
de tantos días y entre tantos artistas y géneros en liza. El 50º Aniversario
del Festival decano de Portugal, no sólo cumplió, sino que rebasó las buenas
expectativas depositadas en el mismo y ojalá se pueda seguir organizando,
porque lo tendremos muy presente, como un gran festival referente en el
continente europeo, ¡larga vida al Vilar de Mouros Fest! ¡Muito Obrigado!
Links "Festival Vilar de Mouros 2016":