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“Las vueltas”, es algo más que un
libro de poemas en sí mismo, es todo un poemario del rock. Rock y
literatura se dan la mano acompañando a su autor a lo largo de su vida. Una
vida muy vinculada a la música, ya que el propio autor, Félix Vera,
participó en los 90 en los grupos Containers, luego conocido como Ras
Con Ras y Los Nervioss.
Cualquier persona que haya vivido o sentido
la música con pasión, se sentirá sin ningún lugar a dudas, identificado con
estos bellos poemas, también a veces tan insultantemente intensos, sinceros y
desgarradores. La música y la poesía en comunión disciplinar incontestable,
como una forma de vida, bien sea desde el punto de la insurrección misma, que
se palpa en cada rima rebelde del libro, como gusta definir al propio autor y siempre
desde su militancia musical y poética. Tanto es así, que desde la propia
editorial Alas Ediciones, se ofrece la posibilidad de disfrutar de una
selección musical, realizada por el propio autor, para poder disfrutar aún más si cabe,
de la lectura de este magnífico poemario.
Precisamente, el carácter rebelde ¿y
por qué no? transgresor y aventurero de Félix Vera en los ambientes
literarios y medios underground como fanzines o la propia web
pionera de la red de redes, La Factoría del Ritmo, curtirían hasta
límites insospechados a este antiguo miembro de Grupo de Anarkistas
Digitales a seguir vigente su lucha contra la estupidez humana, que dicho
sea de paso, nunca está reñida con un buen libro y si es acompañado por buena
música y eclecticismo, mejor que mejor. Poemas arrebatadores que no te dejarán
indiferente, regados por versos de canciones, como la que antecede al primer
bloque de poemas, “Más que una intención”: “Ahora quiero que
entiendas / que sólo soy uno más / y si me ves de vuelta / me falta mucho por
llegar” de Asfalto. La obra que comprende un período que abarca
desde 1997, hasta bien entrado el infausto, no sólo para la lírica, siglo XXI,
que tan sólo mejora con hechos como el que nos compete, es decir la capacidad
de reacción, crítica y que superpone a cualquier adversidad o ambiente hostil,
a base de buenas dosis de intelectualidad concentrada, frente a las políticas
neoliberales que nada más aportan telebasura, consumismo desmedido y fuera de
control, sin contar con ejércitos de obleas alienadas que nada nos aportan al
resto de seres del planeta tierra. “Las Vueltas” se compone de
tres grandes bloques: “La Vida”, “La Locura”, “Lo
que he visto” y un epílogo con guiño muy heavy: “Forever free”.
Y es que lo precede, nada más y nada menos, que unos versos del tema de W.A.S.P.
“The real me”: “And she said / - Don’t cry for me / because
I’ll be / riding the wind forever free…”, para culminarlo con los versos de
propio cuño, del anterior poema citado: “Y he llorado / por que fui, / por
lo que no llegué a ser… / por todas las canciones que me hicieron libre.”.
Y es que esta fusión interdisciplinar cala muy hondo en apasionados a
partes iguales por la cultura, ya sea en forma de sinalefas o anacrusas,
parafraseando un poco las reflexiones a modo de presentación del propio Félix
Vera. Y es que está claro, que desde que decidió vestirse discretamente de
métrica a base de buen gusto y sumisión al ritmo, definió un estilo muy
personal, elegante y sobre todo, con el sentimiento o feeling que se
diría en los ambientes musicales, a flor de piel. Que es como más de un poema
puede llegar a haceros sentir, entre sobrecogimiento y emoción contenida por
corroborar las similitudes del espíritu humano en sus más amplias y diferentes
concepciones, pero también entrelazadas en un universo en el cual sin entrar a
valorar visiones o corrientes filosóficas, todo o prácticamente casi todo anda
conectado.
Quizás, esa parte más introspectiva se pueda ver expuesta en el
primer gran bloque de poemas, “La Vida”. Con ciertos brotes de
melancolía o pesimismo destilado, se pueden degustar grandes reflexiones en
forma de versos: “…Con el tiempo / la vida no ha sido / más que un soso
revuelto / de aquellas leves palabras / que lanzamos juntos al viento”
(fragmento del poema “La vida”). La búsqueda incesante del
sentido de la vida y uno mismo también quedan reflejados por ejemplo en el
poema titulado “Último sueño de una noche de verano”: “Me gusta
bajar de noche al río / dejar que sus profundas aguas / aneguen la sequía de mi
alma / Es entonces cuando me quedo / tal y como vine al mundo / - S - / - o - /
- l - / - o -”. El amor, el desamor e incluso hay espacio para un poema
dedicado y más que merecido a la icónica embarcación, de la no menos histórica
serie de TVE, Verano Azul, de título “La Dorada I”. Eran otros tiempos, tiempos en que se trataba de borrar el tono
gris de una España, que comenzó a emitir masivamente en color justo en los 80, como si de
una metáfora irónica se tratase, del propio lapso de tiempo convulso y de
cambios frenéticos de un pueblo que ansiaba la robada libertad por el régimen
franquista. La serie trataba abiertamente cuestiones un tanto delicadas para la
época, como el divorcio, las libertades o el derecho a protestar o reaccionar
contra abusos, temas ecologistas y contra la especulación del ladrillo, que
tanto daño ha causado a lo largo y ancho del estado y aquel inolvidable “No,
no, no nos moverán”, para varias generaciones que disfrutaron sin
cortapisas de las numerosas reposiciones en el ente público y un soplo de aire
fresco que supuso para niños y no tan niños. Está claro que Félix Vera
se alineó al lado de los que leen, disfrutan del arte y la cultura y eso a la
larga da sus frutos creativos. Ya lo decían en un famoso “spot” de La
Bola de Cristal, también de TVE, refiriéndose a los borregos que
aparecían en el sketch: “Si no quieres ser como ellos, lee”. Y es
que los tiempos han cambiado, ahora ha vuelto el machismo más casposo, la
intolerancia xenófoba, ideas nazis que parecían casi sepultadas y presente en
la juventud castrada de inteligencia y de uno de los pilares y bienes más
preciados de una sociedad sana y libre, como son las constantes barbaridades y
tropelías cometidas repetidas veces, sobre todo por políticas liberales de
derechas, en el campo de la Educación. Por ello, hay que reivindicar obras de
una generación que a pesar de haber bregado o haberse disipado con alguna
tildada de generación X, tiene mucho que decir y mucho que reivindicar. Y sí,
la inteligencia aunque suene algo duro, hay que reivindicarla, para que no gane
más parcelas, ni espacio su opuesto la estupidez reinante. Porque aunque se
pierdan batallas, hay que persistir en el intento, hay que ser contumaz.
Este
libro, ante todo es una exposición de la esencia de lo mejor del ser humano de
cualquier época, sus circunstancias y anhelos ante una sociedad, que si hay que
despertarla a base de ritmo y métrica se despierta. A colación de estas
palabras, paso a citar al siguiente bloque, “La Locura”: “Las
olas no pueden hoy / barrer mi melancolía / Borran las huellas de mi caminar /
pero la sal, / esta vez, / no puede sanar las heridas / de una batalla / en la
que no se toman prisioneros. / Es hora de dormir un rato, / es tarde, / me
siento viejo. / Adiós era la palabra perfecta / ¿Por qué tuviste que decir
hasta luego? ” (“Carta abierta a un fantasma”). La moraleja o
réplica vuelve a ser la resistencia frente a la penumbra de la derrota. Hay que
levantarse siempre, por mucho que nos intenten invisibilizar, por mucho que nos
intenten desmoralizar, sin duda en la propia retórica se encuentra la
respuesta. Y tras desgranar el autorretrato de “La Locura”, se da
paso a la reflexión como punto culminante de una intensa obra que recomiendo
encarecidamente su lectura y si es posible “su escucha”, “Lo que he
visto”: “…Un grupo interpreta / versiones de AC/DC / y a mí me
parece / que estáis ahí delante, / que formáis también / parte del espectáculo.
/ Sombras. / Humo. / Alto voltaje.” (“Overdose”). Porque es
una obra, que efectivamente se puede disfrutar desde los sentidos, aunando
música e inspiración que inundan las hojas del libro, cual lluvia
revitalizadora en grandes dosis y cuestiones a la vez que íntimas y muy
personales. Me reitero, muy recomendadísima la lectura de esta estupenda obra
firmada por Félix Vera, con impaciencia esperaremos más. Y también habrá
que estar muy atentos a los próximas novedades de Alas Ediciones,
autogestión y sentido crítico, con las enseñanzas del apoyo mutuo y la
desinhibición en cuanto a riesgos materiales o económicos, que pudieran
suscitar una empresa tan osada en tiempos tan poco propicios en algunos
aspectos, pero queriendo ser un realista convencido, siempre queda la esperanza
de seguir luchando en la trinchera de la vida, en la trinchera de la cultura.
Porque evidentemente, cultura es vida, da la vida, nos hace sentir vivos. Y
editoriales y autores como los que nos ocupan son necesarios, para seguir
plantando cara al hastío y no perder nunca la esperanza, ¡salud y larga vida!
¡Resistiré, resistiré hasta el fin! ¡Claro que resistiremos!
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