LA TÉRMICA, CONTEMPORÁNEA Y
FREIJO GALLERY PRESENTAN:
"FRIDA KAHLO. FOTOGRAFIAS DE LEO MATIZ EN LA CASA AZUL"
Exposición que podrá visitarse del 11 de marzo al 29 de mayo
FRIDA KAHLO
Fotografías de Leo Matiz en La Casa Azul
La Térmica, Málaga
Inauguración: Viernes, 11 de marzo, a las 20 horas
Charla con los comisarios: Viernes, 11 de marzo, a las 19 horas
LA TÉRMICA
Diputación de Málaga
Av. de los Guindos, 48
29004 Malaga
Horario: de martes a sábado, de 11 a 14 h. y de 17 a 21 h.
Domingos y festivos, de 12 a 19'30 h.
Tel. +34 952 069 100
Organizan: La Térmica, Diputación de Málaga, Contemporánea y Freijo Gallery
Comisarían: Angustias Freijo y Mario Martín Pareja
Más información en:
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La
Térmica presenta “Frida Kahlo. Fotografías de Leo Matiz en La Casa
Azul”; exposición que recoge las míticas fotografías que el fotógrafo
colombiano Leo Matiz realizó a Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón,
popularmente conocida como Frida Kahlo (Coyoacán, 6 de julio de 1907-
Coyoacán, 13 de julio de 1954), y casada en 1929 con Diego Rivera.
Cuando
André Bretón conoció la obra de Frida Kahlo afirmó que era una
surrealista espontánea y la invitó a exponer en Nueva York y París,
ciudad esta última en la que no tuvo una gran acogida. Frida nunca se
sintió cerca del surrealismo, y al final de sus días rechazó
abiertamente que su creación artística fuera encuadrada en esa
tendencia: “Se me tomaba por una surrealista. Eso no es correcto. Yo
nunca he pintado sueños, lo que yo representaba era mi realidad”.
Kahlo
fue retratada tanto o más que cualquier estrella de cine en México y
sus fotos alimentaron su protagonismo en su entorno. Durante su primer
viaje a los Estados Unidos fue fotografiada por Lucienne Bloch, Imogene
Cunningham, Peter Juley, Martin Munkacsi, Nickolas Muray, Carl van
Vechten y Edward Weston. Y la lista siguió creciendo. En México posó
para Tina Modotti, Lola Álvarez Bravo, Miguel Ángel Bravo, Miguel
Covarrubias, Giselle Freund, Héctor García.., entre otros. También por
André Breton y Dora Maar. Lola Álvarez Bravo afirmó que Kahlo era
buscada por los fotógrafos debido a su atractivo estético. Estos famosos
fotógrafos y, quizás, muchos más, realizaron series muy conocidas, como
la que acoge esta exposición de FRIDA por Leo Matiz.
Desde
muy joven, sin duda, junto a su padre, el fotógrafo Guillermo Kahlo,
Frida aprendió a posar. Complacida, permitía que otros la
retrataran. Ella dominaba por completo el instante fotogénico; una
modelo que se dirigía a sí misma y que imponía la manera en que debía
ser retratada. Modelo intransigente que manipulaba el sentido final de
la placa.
De
los testimonios fotográficos que quedan de esa época, que son
numerosísimos, quizás el más interesante es el que se conserva en el
acervo del fotógrafo colombiano LEO MATIZ.
Leo
Matiz se sumergió con su cámara Rolleiflex en el ambiente intelectual y
artístico de la época y logró registrar en sus retratos la intensidad
creativa y personal de los hombres y mujeres que protagonizaron un papel
decisivo en la historia cultural de México en los años cuarenta. Leo
Matiz fue, al ser uno de los más allegados a la pareja Kahlo Rivera, uno
de los que captaron a Frida en la intimidad de su hogar, siendo estos
los retra
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LA EXPOSICION
La
exposición, comisariada por Angustias Freijo y Mario Martín Pareja,
muestra a la enigmática artista Frida Kahlo en medio centenar de
imágenes realizadas por Leo Matiz, y que provienen de los fondos de la
Fundación Leo Matiz, así como publicaciones de las vanguardias de la
época, algunas obras de autores que se interrelacionan y aportan claves
de la escena mexicana de la época.
Concebida
como una gran instalación, la exposición se completa con obras de otros
autores de la época (Germán Cueto, Mathías Goeritz…),
textos, publicaciones estridentistas, documentos, bibliografía
y proyecciones.
Las
fotografías incluídas en “Frida Kahlo. Fotografías de Leo Matiz en La
Casa Azul” son también un acercamiento a uno de los fotógrafos más
importantes del siglo XX, el cual expuso en el MoMA en 1949.
Esta
exposición examina, asi mismo, la utilización vicaria del medio
fotográfico por parte de Kahlo, el papel de esas imágenes en su trabajo
creativo y, de manera medular, cómo Frida desafía tres principios
básicos de la disciplina fotográfica a través de sus retratos: la noción
de autoría fotográfica en su trabajo, el uso que hace la artista de la
capacidad narrativa del medio y, por último, la relación de estas
fotografías con ciertas prácticas autobiográficas (“Soy el motivo que
mejor conozco”, afirmaría). O, en palabras de Margaret Hooks: “En
algunas de las fotografías de esa época, su desbordante personalidad
está escondida bajo una ajustada máscara, pero sus ojos buscan al
espectador con una mirada que no ha perdido ni un ápice de su orgullo
desafiante ni de su atractivo”.
También
se incluyen en “Frida Kahlo. Fotografías de Leo Matiz en La Casa Azul”
las sentimentales fotografías que Leo Matiz realizara a su regreso a
México en 1997, después de 50 años de ausencia, de algunos de los
rincones de esa “Casa Azul” convertida en museo. Matiz recuerda a
aquella mujer controvertida que un día fue su amiga y que le ofreció las
miradas más especiales. Él, las inmortalizó. Y soñando y recordando su
pasado y el de ella, fotografió algunos de los objetos que la
acompañaron a lo largo de su vida, como queriendo encontrar dentro de
ellos algo de Frida, algo de aquella mujer que sufrió y amó sin
tibiezas.
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