jueves, 13 de octubre de 2016

Reportaje sobre el 50º Aniversario del Festival Vilar de Mouros 2016 - 3ª Parte/4



Sexta-feira (viernes) 26 Agosto

Tras el consabido receso y poder disfrutar del relajante baño, en el río Coura, siendo testigos, no sólo de la belleza del paraje, que acoge al importante festival; sino, de la excelente calidad del ecosistema del mismo, en donde pudimos ver in situ, como una nutria cazaba truchas, mientras recorría el tramo más cercano al milenario puente romano. Y poder escuchar, mientras tomábamos el sol, el soundcheck de las bandas participantes ese día, nos dispusimos a prepararnos, para encarar una nueva y apasionante jornada en este histórico festival portugués; que en cierta edición de comienzos de los 70, fue considerado nada más y nada menos que el Woodstock portugués. Y la verdad, tanto en el aspecto de consideración, como en el propiamente dicho de comparación, la persona que hiciese tal aseveración, no iba nada mal encaminada.

El primer artista en abrir la jornada sobre las 19:00 h fue Neev. Un joven multinstrumentista, escritor, compositor y cantante lisboeta, que irrumpió en el escenario acompañado por un  elenco de buenos músicos que conforman su banda. De estilo marcadamente emo y alternativo, aunque arrancó su repertorio con una contundencia rockera muy poco habitual en este tipo de formaciones. Poseedor de buenas composiciones como “Staring Through” o “Breath”, eran más que suficientes avales, para participar en la dura tarea de abrir de forma tan temprana un evento de cartel y prestigio muy alto. La voz de Neev es muy llamativa, por la “blancura” de la misma. Una agudeza inusual que casi recordaba las tesituras y armonías vocales más propias de prepúber. Incluso, por momentos podía recordar a Roger Hodgson de Supertramp. Precisamente, en cuanto tocaba temas más baladísticos o donde los medios tiempos afloraban, su personal voz alcanzaba cotas más altas y notables por tanto. Neev arrancó los primeros vítores y aplausos del respetable, que curiosamente, aunque en número tímidamente escaso en afluencia. Precisamente, por tal hecho, aprovecharon y como en festivales de antaño, se acomodaron sobre el césped. Totalmente, atentos a los quehaceres de Neev y su banda, que a veces, sus elegantes guitarras me recordaron a bandas como Kansas; aunque, su estilo realmente va por otros derroteros, como antes especifiqué. Set list en realidad, que se hizo algo corto, para la calidad que atesora Neev y derrochó sin ningún tipo de complejos en directo, que obtuvo la recompensa del reconocimiento, por mantener la intensidad de la misma y así poderla agradecer el puntual público.
Sobre las 20:00 h. Le tocó el turno a Linda Martini, una banda portuguesa muy galardonada con premios y buenas críticas desde sus comienzos, en donde predomina la música indie con toques garage & pop e incluso, alguna influencia post punk. De base rítmica muy contundente, que curiosamente, su bajista, Cláudia Guerreiro, es la única fémina del cuarteto, en alusión a la tendencia de usar genéricamente nombres femeninos, por parte de agrupaciones musicales de estos estilos, donde predomina más el género masculino, entre sus integrantes. Ofrecieron un excelente show, mostrando el recinto ya una media entrada. Quizás, atraídos por buenos trabajos predecesores como Olhos De Mongol de 2006, “Casa Ocupada” de 2010 o el trabajo de larga duración que presentaban este año “Sirumba y temas contenidos en el mismo, como el propio que da título al álbum o “Putos Bons”. El listado se repartió entre canciones emblemáticas de los comienzos del grupo como “Dá-me A Tua Melhor Faca” o “Amor Combate”. Repasando también temas del álbum anteriormente mencionado “Casa Ocupada”: “Juventude Sónica” o “Belarmino Vs”. O incluso del álbum de 2013, “Turbo Lento”: “Volta” o “Panteão”. Mostrando toda su capacidad y evolución natural de una banda de rock en continúa expansión.

Sobre las 21:15 h. le tocaba el turno a Milky Chance, un dúo alemán que combinan el folk y el rock con fundamentos de la música electrónica. Venían precedidos por el gran éxito cosechado, gracias a las redes sociales y al fenómeno mediático conseguido por sus millonarias visitas en el sitio oficial del grupo, en el conocido canal de Youtube. Clemens Rehbein fue el encargado vocal, por cierto en calidad de barítono, por poseer una voz grave, además del toque personal que le da el propio intérprete. Mientras, Philipp Dausch actuó en calidad de DJ. Para la actuación en el festival, venían acompañados de un segundo guitarra, que le confería un toque muy pop rock, muy apropiado para radio fórmulas de FM. Su máximo logro en cuanto a hit o super éxito, hasta el momento “Stolen Dance”, un tema muy bailable con percusión incluida, fue quizás, junto al tema más “folkie” “Loveland”, lo más destacable de su actuación en el festival de Vilar de Mouros. Incluso, por la particular forma de cantar, Clemens Rehbein, me recordó mucho al cantante de la banda The Parrots, aunque en apariencia no tuvieran nada que ver los estilos musicales a priori, porqué no. Porque ya sea Radio 3 en España o en la FM de Portugal, es la tendencia o moda últimamente, fusionar estilos y beber de fuentes dispares. Para luego, con según qué suerte conseguir unos híbridos o propuestas musicales singulares, quizás difícilmente digeribles por “puristas” o críticos más exigentes, de según qué escenas, pero al fin y al cabo, el que decide en última instancia, siempre es el público, muy a pesar de la tendencia o moda, impuesta o no, por los típicos “gurús” y sus fieles “adeptos”, que siempre habrá en cualquier momento de la historia, presentes en el show business.

A las 22:35 horas, hicieron su aparición estelar Echo & The Bunnymen. Muy esperados por fans y adeptos de la música new wave, por temas que descargaron en el festival, como “Bring On The Dancing Horses”, “The Killing Moon” o “The Cutter”. Sencillos y grandes éxitos de su carrera, que no ejecutarían hasta el tramo final, en lo que significó ser su cierre y despedida del festival, algo fría y distante por su parte. Tras la esperanzadora intro coral a modo de canto gregoriano, que fue espectacular, comenzó a flojear hasta el tramo final, a pesar de los hits o el gran cover de “Walk On The Wild Side”, que sirvió de homenaje al desaparecido Lou Reed en 2013. Y eso, que el ambiente del recinto, prácticamente al completo, invitaba a ofrecer una actuación algo más cálida, por parte del grupo; que en contraste, mostraron una falta de ánimo y quien sabe si de actitud. Muy preocupante y algo descorazonador, la verdad. A medida, que fue avanzando la actuación, parecieron animarse algo, pero sinceramente, entre la prueba de sonido y la actuación final, que estábamos presenciando, pocas diferencias veíamos. Había una desgana total por parte de la banda, como si hubiera subido al escenario agotada, pero no eran precisamente horas, para una “pájara”. Puede que en este tipo de formaciones, que se tiende por parte del fan de toda la vida y la crítica especializada, a mitificarlos en exceso, así como engordarles la vanidad y el ego. Terminen con el tiempo adoleciendo del ímpetu, descaro y ansías de mostrar el arte, ese mismo que gracias a la creatividad, le otorgaban en tiempos pasados laureles y el trono de la fama, en el cual un artista que se precie jamás debe caer en brazos de Morfeo… Y menos aún, que ese sueño “profundo”, le haga creerse como una divinidad, con derecho a admisión perpetua, hagan lo que hagan, por encima del bien y el mal, en el Olimpo de los dioses.

Tras la anterior decepcionante actuación de Echo & The Bunnymen, David Fonseca nos devolvería la sonrisa y el ánimo, por su espectacular directo. Pasamos literalmente, del frío al calor, de la languidez y adormecimiento, al rock más cálido y buena energía que contagió el ambiente, un tanto gélido, que habían dejado en claro contraste los de Liverpool. Esto sucedió como no, a la hora de las brujas, curiosamente, un flash back en el sentido positivo, me recordó la buenísima e intensa actuación del sensacional Peter Murphy, la noche anterior. Pero el emblemático rockero portugués, además de extensa carrera, tanto en bandas como en solitario, nos ofrecería una propuesta más diversa, con muchos sabores y guiños a los 80, pero desde la perspectiva de la generación de finales de los 90, que es de donde realmente procede su carrera como artista musical.
David Fonseca abrió de manera sensacional el concierto, con una puesta en escena fantástica, con atrezzo como si de un decorado de cine o teatro se tratara y un video proyector, el cual lanzaba imágenes relacionadas al tema que tocara en ese momento. Fue sencillamente, la mejor actuación del día, hasta ese preciso instante. Hizo numerosas versiones, como por ejemplo “Video Kill The Radio Star” de la banda británica de synth pop, The Buggles. El rock enérgico y la simpatía que irradió durante toda la actuación David Fonseca, animó muchísimo al público. Para colmo, iba intercalando buenos temas en solitario, muy conocidos en Portugal, como “Superstars” o “Futuro Eu”, con alguna que otra versión de los 80. Mostró muchas influencias de artistas, cuya onda o estilo, bien podría ser del tipo de Tom Jones, Bryan Ferry o Roxy Music. Hay que apuntar que es un artista multidisciplinar, que se movió profesionalmente en sus orígenes, en el mundo de las artes escénicas, llegando a ingresar en la Escuela Superior de Teatro y Cine de Lisboa, también estudió Bellas Artes y trabajó como fotógrafo y eso sin duda, lo muestra en todo su esplendor en el espectáculo en vivo, muy colorido y fresco, como su propia manifestación musical. No podía faltar el homenaje a Bowie y el tema elegido para tal ocasión fue “Let’s Dance”, que hizo vibrar a todo el mundo. También, llamaba mucho la atención el bajista con camiseta de Ramones y bajo a la altura de las rodillas, como “mandan” los cánones punk garajero de la vieja escuela. El juego de luces no se quedó atrás en toda esta fantástica actuación. Fue muy curioso, como fue intercalando canciones en inglés con otros temas de su lengua vernácula. Por cierto, tan dulce y transmisora de tantos sentimientos y sensaciones fenomenales. Otros de los temas que destacaría en el repertorio de David Fonseca, sería sin duda “Kiss Me, Oh Kiss Me”, más tranquila, guitarra en mano, tras las diversos bailes y coreografías, de las que hizo gala, pero muy en la sintonía descrita justo anteriormente. Brío o sentimiento cuando tocaba, no están reñidos, el feelin’ fluye a mayor o menor tempo, pero hace falta ponerle ángel, como hizo en Vilar de Mouros, David Fonseca.
 
Prácticamente, sobre las 2:00 h. Orchestral Manoeuvres in the Dark o como comúnmente se le conoce OMD, continuarían la fiesta, con el bajista y cantante Andy McCluskey, con o sin bajo, durante toda la noche, puro nervio, rebosante de simpatía y radiante de energía, no paró de bailar y animar al público a unirse en comunión, para que hiciera lo propio. Abrieron nada más y nada menos que con la canción bandera antibelicista “Enola Gay”. A partir de ahí, podría haber sucedido cualquier cosa, pero la actuación no decayó ni por un instante, más bien todo lo contrario. Ya fuera, Andy McCluskey o el otro vocalista y teclados Paul Humpreys, fueron los principales maestros de ceremonias, de todo un recital de grandes éxitos de los 80 y cómo condensarlos en una sola, única e irrepetible ocasión, como la que tenía lugar aquella noche, de cielo estrellado y mágica a todas luces. Siguió “Tesla Girl”, momento que aprovechó Andy McCluskey, para recordar que se cumplía prácticamente el 37º Aniversario de su debut en un gran festival en UK, curiosamente junto a Echo & The Bunnymen, quien lo diría. Tras la pausa de “Messages”, Paul Humpreys comienzó a cantar en el tema “Radio Waves” a dos voces con Andy McCluskey. En los tema “History Of  Modern” o “If You Leave” McCluskey se liberó del bajo y no paró de cantar y brincar por todo el escenario. Tras lo cual Humpreys hizo lo propio, tomando entonces el relevo a la voz principal con el tema “Live And Die”, mientras el incansable McCluskey ocupó el puesto de teclista, intercambiando roles por un momento. Mientras, los miembros de OMD hacían gala de sus múltiples habilidades musicales, el público de muy distintas generaciones y venidos de los más remotos rincones de Europa, al igual que el día anterior, abarrotaba el recinto del festival de Vilar de Mouros. Humpreys más tarde seguiría con el precioso tema “Souvenir”. Pero no sin antes, McCLuskey lucirse como vocal en canciones como “She’s Leaving” o la archiconocida “Maid Of Orleans”; eso sí, apuntando que toda la banda al completo, desde los teclistas al batería, conseguirían conjuntarse y ejecutar los temas con una elegancia sin par, a la vez que hicieran bailar prácticamente y a pesar de las horas a todo el auditorio. Tras sumergirnos en el mar del Norte y comprobar que los años no pasaban por las canciones dedicadas a la figura “Joan Of Arc”, llegaba la hora final, la despedida, que para nada fue triste, más bien electrizante, ya que como podréis suponer cerraron su increíble descarga de adrenalina con “Electricity”. OMD nos evocó tiempos y canciones que viven dentro de los corazones de millones de personas y tras esta gran actuación, nos seguirán acompañando por muchos años más, estoy segurísimo.

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