Viernes 18 de Julio de 2025
The Electric Alley, fue de las primeras bandas, en poder seguir de cerca su descarga en el ‘Sun Stage’. Ya repuestos del consabido ‘desayuno-luch olímpico’, que nos imprimió nuevas energías, para poder proseguir, con nuestra labor informativa.
El potente Rock Duro, que despliega esta banda andaluza, procedente de las prolíficas tierras gaditanas, que aportaron nombres tan diversos, como excelsos, para el festival de este año. Muy presentes las ornamentaciones y sus influencias, con raíces en los años ‘70. Artistas como Led Zeppelin o The Black Crowes, son parte de la herencia musical, a nivel de sonoridades y riffs. Han girado por el continente europeo y Reino Unido. En 2015, el tema “A Lonely Sun Story”, perteneciente al álbum Get Electrified!; se incluyó, en la banda sonora del cortometraje de animación homónimo. El cual fue nominado y finalista de los Premios Goya de ese mismo año. Con un curriculum tan logrado, como perderse el R&B o Blues, que desprenden sus curtidas guitarras de Southern Rock y Hard Rock. Con voces y coros muy trabajados y un resultado más que satisfactorio, comparable a cualquier banda de corte internacional y de estilos similares. La puesta en escena y presentación de su último álbum, hasta el momento, de título tan sugerente como atractivo para su propuesta musical, ‘Apache’, fue increíble. A pesar, de la falta de público, pero había poca sombra a la que cobijarse y suponemos, que el personal estaría, al igual que nosotros, dosificando fuerzas para este tremendo festival que teníamos entre manos.
Tocaba, ascender por la ladera, hasta el castillo de Sohail y presenciar la descarga, en el ‘Thunder Stage’, de otra magnifica banda gaditana, Sphinx. En una línea más de sonido Heavy Metal clásico y con origen en los comienzos de los ‘90, una dilatada y currada carrera, con enigmático y dramático, paréntesis incluido, les avala. Un legado musical, con grandes discos que estarían muy presentes en su actuación, como ‘Mar de Dioses’ de 2003, ‘Paraíso en la Eternidad’ (2005), ‘Renacer’ (2008), ‘Chronos’ (2013), o el más reciente EP ‘Nada es imposible’ (2024). No es por hacer proselitismo, pero es una de esas formaciones que le coges cariño. Porque, además de buenos músicos, destilan humildad y afán de superación, a pesar de no tener el reconocimiento ‘fácil’ que obtienen otros determinados artistas, sin ninguna meritocracia; y peor aún, sin ningún talento visible en oposición a estos excelentes artistas; que pasen los años, o las décadas, se les resiste incomprensiblemente, al menos desde un plano mucho más ‘mayoritario’, ese denostado éxito. Aunque, sin duda, estos músicos talentosos a la par que luchadores natos, tienen de sobra el reconocimiento a su labrada profesionalidad, el de medios, como para el que suscribo, que no paramos de darle apoyo, ya fuera en forma de incipientes reseñas, o reportajes cuando nos tocó cubrir en festivales como ‘Viña Rock’ o ‘Derrame Rock Festival’, por citar algunos, en los que unos servidores o compañeros del medio, tuvimos el privilegio de constatarlo. Con tantas tablas, adversidades o experiencia acumulada. Este festival con tintes internacionales, se presentaba como un estupendo escaparate y premio a toda una carrera meritoria, llena de obstáculos y vicisitudes de la vida, que no siempre es fácil solventar, para todo el mundo. Y como se suele decir, los problemas, no suelen venir solos. Y por ello, mucho más meritorio, cuando no sopla el viento a favor, esta banda son fiel reflejo y le dan una especial significancia, al término de eternos luchadores. Con el personal e icónico tema antes referido ‘Mar de Dioses’, y también de su primer lanzamiento discográfico homónimo ‘Sphinx’, se despidieron con ‘Ángel sin Piedad’, ante un público entregado y muy fiel a la historia y trayectoria, de unas auténticas leyendas ‘Primogénitos de fe y de la Tormenta’, que hubieran firmado Santa.
La banda finesa, Sonata Arctica, desplegó su característico Power Metal melódico, con grandes dosis de influencias y elementos del Rock Sinfónico y hasta de Neoclásico en el ‘Sun Stage’. Desde tierras nórdicas, soplaron vientos ‘refrescantes’, tanto metafóricamente, como en la realidad más alternativamente tozuda, al menos en cuanto a decoración y escenografía, que se agradecieron en sobre manera, en las cálidas y tórridas costas, entre la margen de Fuengirola y el comienzo de la costa mijeña, en el corazón de la Costa del Sol. Aportando su faceta más épica, a la par que cañera. Muy influidos, por bandas históricas del género, como Helloween o Nightwish, pronto se ganarían la atención y fervor del público, desde el comienzo de su actuación, hasta el broche final de la misma.
La actuación se apoyaría bastante en el disco clásico de debut de 1999, titulado ‘Ecliptica’. Aunque para abrir boca, no desdeñarían para nada, del último lanzamiento en estudio por el momento, ‘Clear Cold Beyond’, 2024. Ejecutando el tema con el que abre dicho disco, ‘First in Line’. Realizaron unas soberbias interpretaciones, de los temas ‘I Have a Right’ ('Stones Grow Her Name', 2012) o ‘San Sebastián’ ('Silence', 2001). En donde primaron su depurada técnica musical o caña por un tubo, cuando terciaba. A mediación, tocaron temas del debut discográfico de la prolífica banda del Norte, no tan gélido de Europa. Al menos, en cuanto se refiere, al saber estar sobre las tablas y pasión que le ponen en cada una de sus ejecuciones magistrales, de Power Metal de alto octanaje. Así lo refrendarían, en canciones que ya de por sí, cobran una dimensión de arte distintivas por sí mismas, como: ‘Replica’, ‘My Land’ o ‘FullMoon’.
Tony Kakko sobresalió con sus estupendas facultades vocales en significativos temas rápidos y cañeros como ‘Wolf & Raven’ ('Silence', 2001) o el épico ‘Don't Say a Word’ ('Reckoning Night', 2004). En donde la base rítmica formada por el experimentado batería Tommy Portimo y el bajista Pasi Kauppinen, se desataba endiabladamente, secundando a la afilada hacha de Elias Viljanen, a las seis cuerdas. Mientras, Henrik Klingenberg, el multinstrumentista y polifacético músico, adornaba con bellas melodías, apoyándose en la versatilidad de su ‘portable’ Roland AX Synth.
Para ir finalizando, dejaron de caer todo un clásico, ‘Over
the Hills and Far Away’. Quizás, la revisión del tema popular irlandés,
que engrosó las primeras posiciones de las listas de éxitos de mediados de los '80,
gracias a la pericia de Gary Moore, en la versión más reconocible de sus
compatriotas Nightwish. Coreado multitudinariamente por el público
asistente, que lo agradeció, por el significado tan especial que tiene este
tema, no sólo para el Power Metal, sino el Heavy Metal, que lo
adoptó como suyo hace décadas. Concluyó una gran actuación, para ir preparando
el cuerpo, para toda una institución en el Heavy y Power Metal, Accept.
Precisamente, venían con la parafernalia del ‘Tour Humanoid’, reflejado tanto en lonas, tramoya muy del rollo ‘industrial’, como en el propio set list, que habían preparado para la ocasión. Que hacían alusión conceptual, al disco publicado en 2024. Arrancarían con canciones como: ‘The Reckoning’ o la que da título genérico al álbum, ‘Humanoid’.
Tras esta infernal acometida, fueron cayendo grandes temas de discos clásicos de los ’80. Probablemente, su mejor etapa en cuanto a popularidad y creatividad, en general, con permiso del actual magnífico estado de forma, a todos los niveles. Darían paso a temas como: la salvaje ‘Restless and Wild’ ('Restless and Wild', 1982), la siempre ‘controvertida’, pero muy valiente y explícita ‘London Leatherboys’ ('Balls to the Wall', 1983) o la pegadiza y de ritmos sincopados y machacones Midnight Mover ('Metal Heart', 1985). Para seguir dándole protagonismo, al último trabajo discográfico en estudio publicado hasta el momento, ‘Straight Up Jack’ (‘Humanoid’, 2024).
Conforme iría transcurriendo el bolo, se nos presentaría una auténtica y genuina orgia de riffs, repartidos en los discos emblemas y buques insignia de la banda germana, como 'Breaker' y 'Restless and Wild', sin duda años 1981 y 1982, que fueron muy importantes para el Heavy Metal, como movimiento contra cultural, que marcó a varias generaciones, a nivel mundial. A ellos, esta sucesión de riffs en formato medley orgiásticos, les gusta basarlo en las atemporales canciones tales: ‘Demon's Night’ / ‘Starlight’ / ‘Losers and Winners’ / ‘Flash Rockin' Man’ (Riff Orgy).
Y sin abandonar los años ’80, acometieron con ‘Breaker’ ('Breaker', 1981) y ‘Princess of the Dawn’ ('Restless and Wild', 1982). Temas que cimentaron en su momento, todo un cambio de rumbo, actualizando el sonido de los ’70, en lo que hoy conocemos como Heavy Clásico. Pero que no deja de ser una modernización del sonido, hacia cotas más oscuras y hasta ‘agresivas’, que desafiaron a propios y extraños. Y cuyos acordes e interpretación vocal por parte de Mark Tornillo, es simplemente sutil y abrumadora, así como el resto de compañeros músicos. Sólo al alcance de músicos de gran talento. Liderados por Wolf Hoffmann, sin olvidarnos de las excelentes y experimentadas guitarras que lo secundan: Uwe Lulis y Philip Shouse. Y la apisonadora sónica sobre la que se fundamenta la base rítmica formada por: Christopher Williams a la batería y Martin Motnik al bajo. Una banda legendaria, excelentemente bien conjuntada, la que estaba descargando en Fuengirola y que ha sabido conjugar melodías y ese toque tan característico teutón, con algunos guiños a la música Folk y hasta Clásica, cuando tocaba hacerlo. Como fue el caso de uno de los temas, que también perteneciendo a esta etapa más clásica en su carrera. Le dan una nueva dimensión en directo, en cuanto a sonoridad, cromática y estética, en una actuación soberbia, como soberbia fue la interpretación de ‘Metal Heart’ ('Metal Heart', 1985) y ese inevitable guiño a su compatriota y genio Ludwig van Beethoven y su fragmento y arpegios, más reconocibles en su obra ‘Für Elise’ / ‘Para Elisa’. Para lucimiento, especialmente de Hoffmann, muy simpático con el numeroso y empático público presente. Quizás, la actuación más seguida del día, tal vez por el numeroso público alemán asentado en la Costa del Sol y horario que podríamos denominar de ‘prime time’, tomando prestado el concepto radiofónico y televisivo, pero llevado a las ‘audiencias’, en un evento de dichas características y circunstancias tan especiales que nos ocupa.
Y ya que ronda la idea de ‘regreso’ o fuerzas renovadas, que mejor elección, que tirar de dos temazos como: ‘Teutonic Terror’ ('Blood of the Nations', 2010) y ‘Pandemic’ ('Blood of the Nations', 2010). De precisamente, el disco que marcó la vuelta a los escenarios de Accept, esta vez, con el brutal e imponente vocalista Mark Tornillo al frente. Con formaciones, como las que nos ocupa, no es difícil ‘leer’ entre líneas, el diseño o confección del set list. Al fin y al cabo, sugerente, hecho a posta o no, viene a decirnos que es posible un presente esplendoroso. Labrado a base de muchos ensayos, fantásticas nuevas composiciones y producciones; pero, sin olvidar un pasado maravilloso y sobre el que ir construyendo nuevas propuestas, tan asombrosamente abrumadoras, como la que se estaban mostrando en su máximo esplendor en el ‘Sun Stage’.
Para el tramo final dejaron todo un hit no sólo de la banda originaria de Solingen, sino del inconsciente colectivo del Heavy Metal y Hard Rock a nivel mundial, ‘Fast as a Shark’ ('Restless and Wild', 1982). Un tema que también daría para muchas lecturas y qué para muchos seguidores del género metálico, significó un anticipo de corrientes que estarían por asentarse, como el Speed Metal y hasta podríamos denominar un rudimentario proto Thrash Metal, al menos en cuanto a técnica, velocidad y concepción.
Para enlazar con una canción, símbolo y toda una insinuación, exenta de complejos y que a día de hoy; incluso, podríamos sumar a la causa y reivindicaciones por los derechos LGTBI, más concretamente ‘Balls to the Wall’ ('Balls to the Wall', 1983).
en 1989. Los temas elegidos para la ocasión, como otro de los estupendos covers, que Blackie Lawless, siempre supo llevar a su avezado terreno, como esta estupenda versión de The Who, titulada 'The Real Me' / la fantástica y exitosa poderosa balada 'Forever Free' / o la grandiosa canción que da nombre genérico al disco 'The Headless Children'.
Vhäldemar, cerró el evento, en el escenario del castillo de Sohail, en el 'Thunder Stage'. La verdad, que aunque había un importante número de fans, que sí acompañaron con bastante conocimiento de causa, el desarrollo de la descarga del potente y brutal Power Metal vasco. La actuación tan visceral y 'rozando', por suavizar algo, la agresividad que a veces parecía sin control, del carismático y cantante Carlos Escudero. Que no paró de retar a aquellos, que no convenció su show, y se iban yendo a casa. Se tiró de forma muy a lo mosher, en contadas ocasiones y con un pie de micro, con unos ornamentos afilados, que daban un poco de ‘miedo’. Había momentos que no se sabía, si iba a usar, como una espada, para ensartar un pincho moruno o espeto de sardina o como garrota. Me recordó un poco en actitud a Nacho de Cicatriz, pero más en la estética y sin ánimo de ofender a nadie ojo, en vez de muleta, portaba pie de micro, nada más. Sin duda, la música era un Heavy muy potente, dentro de los cánones del Power Metal, pero me llamó mucho la atención de esa actitud arrebatadora, un tanto punk 'acelerado', por cierto, provenientes de una tierra, que aunque tradicionalmente dieron buenas bandas del Metal, es de sobra sabido, que imperó siempre más el Punk Rock o el Rock Urbano. En cualquier caso, si había alguien medio dormido o cansado, Carlos Escudero lo espabiló, pero vamos como vivo, que viene de entre los muertos, seguro. La peña, no paró de hacer pogo, y en definitiva, de pasárselo bien y hasta pribar ante la invitación del propio cantante, cuando andaba en medio del púbico, de lo que intuimos era whisky. Presentaban 'Sanctuary of Death', que es el disco más reciente publicado en 2024, aunque tienen una extensa carrera, que los ha llevado a pisar tierras japonesas, que eso no lo suele hacer cualquier banda, ‘ahí queda eso’. También, aprovecharon que hacía poco, habían publicado el adelanto de lo que será su disco en directo “Live at BEC Barakaldo”. Más concretamente, se trató del tema ‘1366 (Old King's Visions Part V)’. Y para cerrar, como no podía ser de otra manera, tiraron de su hit particular y derroche de energía a la enésima potencia, nunca mejor dicho, con el tema 'Energy'. Broche algo inusual o atípico, en el apodado para la ocasión 'Thunder Stage' o escenario del castillo, pero potente y efectivo, sin duda y cañero, vamos, para haber despertado a Zeus, Tritón y resto del Olimpo.
Texto: Ferri // Collector’s Series DIY
Fotos: Mabe Navarrete // Neave Visual Art
Para La Factoría del Ritmo, celebrando el 30ª Aniversario, desde su primera publicación en 1995.
Enlace de la Parte I del Reportaje.
Enlace de la Parte III del Reportaje.
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